Amor de pareja. La conciencia de quiénes somos y de dónde venimos es un factor de prevención de problemas entre dos.

El amor de pareja es un asunto, que ya sean sus raíces sociales, culturales, biológicas… para todos y todas ocupa lugar en nuestra vida. Hay quien dice que “la relación de pareja” define un cuarto de nuestra satisfacción vital,  por lo que parece preciso tener consciencia de ello e invertir en tener información confiable acerca del tema.

Es complicado detenerse en medio de la vorágine del día a día y reflexionar acerca de qué tipo de relación construyo, pretendo y cuál es la que desearía, pero hacerlo puede ser una conducta preventiva de malestares del “corazón”. A parte de las prisas cotidianas, del inmediatismo y la falta de práctica en la reflexión de lo que nos pasa, existe también la creencia de que en el amor uno no decide, sino que nos toca el amante o la amante que nos viene dada por lo que comentario del tipo: “¡qué mala suerte tengo!”, “siempre me tocan las histéricas!”,etc. son frecuentes.

No obstante, estos comentarios son el reflejo de una desresponsabilización aprendida y no una realidad: la pareja que tenemos la hemos elegido en base a nuestras propias creencias acerca del amor y de nuestro autoconcepto y hemos sido elegidos por ella según los mismos parámetros.

A veces, algunas personas se dan cuenta de que repiten mismos estilos de relación con personas diferentes y esto les provoca mucho malestar. Otras ni siquiera lo perciben y simplemente no entienden por qué es tan difícil tener un buen vínculo con alguien.

Explorar nuestros patrones de conducta, nuestra creencias familiares –que han dado pie a la formación de las nuestras propias- y conocer nuestras necesidades, son factores que pueden ayudarnos a conseguir a construir la relación que deseamos tener.

Sergio Sinay, investigador de los vínculos humanos y escritor de muchas obras divulgativas sobre la relación de pareja,  en su libro “El buen amor” ofrece diez orientaciones introspectivas que nos facilita la toma de conciencia sobre nosotros mismos lo cual nos propulsa a mejorar nuestro futuro amoroso.

Si conozco mi camino, te encontraré.

Si sabes dónde vas, me encontrarás.

Si no forzamos nuestro destino,

Nos acompañaremos. (Sergio Sinay)